En medio de crecientes tensiones legales en el mundo de la inteligencia artificial, Open AI ha declarado que la creación de herramientas avanzadas como su revolucionario chatbot Chat GPT sería completamente imposible sin acceso a material protegido por derechos de autor. Esta afirmación llega en un momento en que las empresas de inteligencia artificial enfrentan una creciente presión en relación con los contenidos utilizados para entrenar sus productos.
Chatbots como ChatGPT y generadores de imágenes como Stable Diffusion se basan en grandes conjuntos de datos recopilados de Internet, muchos de los cuales están cubiertos por derechos de autor, una salvaguardia legal contra la utilización no autorizada del trabajo de otras personas. La pasada demanda del New York Times contra OpenAI y Microsoft, este último siendo un inversor clave en OpenAI, alegó un “uso ilegal” de su trabajo para la creación de productos.
En una presentación ante el comité selecto digital y de comunicaciones de la Cámara de los Lores, OpenAI dejó claro que, debido a la amplia cobertura de los derechos de autor en diversos tipos de expresiones humanas, desde publicaciones en blogs hasta fragmentos de código de software, sería imposible entrenar los modelos de IA actuales sin utilizar material protegido por derechos de autor.
OpenAI argumentó que restringir los datos de entrenamiento a obras sin derechos de autor, como libros y dibujos del dominio público, resultaría en sistemas de IA inadecuados. “Limitar los datos de formación a libros y dibujos de dominio público creados hace más de un siglo podría producir un experimento interesante, pero no proporcionaría sistemas de IA que satisfacer las necesidades de los ciudadanos de hoy”, afirmó la compañía.
En respuesta a la demanda del NYT, OpenAI aseguró que respeta los derechos de los creadores y propietarios de contenido. Las empresas de inteligencia artificial han defendido el uso de material protegido por derechos de autor basándose en la doctrina legal del “uso justo”, que permite ciertos usos de contenido sin la necesidad de obtener permiso.
La demanda del NYT es solo una de las muchas acciones legales dirigidas contra OpenAI, con autores prominentes como John Grisham, Jodi Picoult y George RR Martin entre los 17 demandantes que acusan a OpenAI de un “robo sistemático a escala masiva”.
En otro frente legal, Getty Images está demandando a Stability AI, creador de Stable Diffusion, por presuntas violaciones de derechos de autor en Estados Unidos, Inglaterra y Gales. Además, en Estados Unidos, editores de música, incluido Universal Music, están demandando a Anthropic, la compañía respaldada por Amazon detrás del chatbot Claude, acusándola de mal uso de “innumerables” letras de canciones protegidas por derechos de autor para entrenar su modelo.
En una respuesta adicional a preguntas sobre la seguridad de la inteligencia artificial, OpenAI expresó su apoyo a análisis independientes de sus medidas de seguridad. La compañía respaldó la idea de un “equipo rojo” de sistemas de inteligencia artificial, donde investigadores externos evalúan la seguridad de un producto emulando el comportamiento de actores deshonestos.
OpenAI, junto con otras empresas del sector, ha acordado colaborar con los gobiernos para llevar a cabo pruebas de seguridad en sus modelos más avanzados antes y después de su despliegue, en un esfuerzo por abordar las preocupaciones sobre la seguridad de la IA. Este compromiso surgió de un acuerdo alcanzado en una cumbre mundial de seguridad celebrada en el Reino Unido el año pasado.
